Cuando la respuesta de la acústica de tu sala presente anomalías sorprendentes, no le eches la culpa solo al sistema de monitores. Puede haber algo más… Philip Newell te lo deja claro.

Durante la preparación de un artículo para la presentación de una próxima conferencia sobre acústica, invité a un grupo de investigadores de una Universidad cercana donde estaba terminando la construcción de un nuevo estudio, para que hicieran mediciones del comportamiento de la nueva sala. Los resultados de los primeros tests fueran un poco confusos, por que parecían contrariar lo que conozco de las salas que diseño.
Los académicos esperaban medir el tiempo de caída de la sala de control, pero ocurre que lo que ellos midieron fue el tiempo de caída (resonancia) de las varias partes del chasis de la mesa de mezclas. Las piernas, los refuerzos y los paneles laterales de la mesa tocaban como campanas en respuesta a los impulsos sonoros. La respuesta al impulso de la sala estaba así comprometida por la simpatía acústica entre el sistema de monitores y la consola de mezclas. Como esta está mucho mas cerca de la gente que está mezclando, que los monitores, la respuesta resonante del chasis de la mesa es algo que no puede ser ignorado, por que en salas de corto tiempo de reverb, esto no hace mas que colorear la respuesta de los monitores. La mesa de mezclas, de origen holandesa, está hoy día, a punto de salir.
Algunos meses antes, y en otro país, un estudio que construí, instaló una mesa de mezclas fabricada en Inglaterra, reputadamente con una extraordinaria pureza de señal.
En este caso, la respuesta al impulso de la sala no fue tan afectada, pero en las notas graves prolongadas, los paneles posteriores y inferiores de la mesa sonaban de manera insoportable. Notas diferentes producían diferentes sonidos en distintas partes de la consola.
En la “Studio Sound” de Agosto de 1991, escribí un articulo completo sobre el carácter intruso de muchas de las mesas de mezcla cuando se colocan en las salas de control. El entonces editor de la revista, Keith Spencer-Allen escribió en su editorial que ese era quizás uno de los artículos mas importantes sobre monitores que se habían publicado hasta la fecha. En mi libro “Studio Monitoring Design” (Focal Press) he dedicado un capítulo completo a este asunto, pero la situación parece ir de mal a peor.
Por que será que los fabricantes de mesas de mezclas manifiestan su arrogancia y su ignorancia cuando no se dan cuenta que una mesa de mezclas debe ser lo menos  desestabilizadora posible, acusticamente, en un ambiente de monitorado. Una mesa de mezclas es parte de un todo en una sala de control, en la que todas las partes deben ser consideradas como bloques para la construcción de un sistema completo. Nadie ni nada está inmune a esta necesidad y todas las personas responsables por el diseño y producción de equipamiento para usar en los estudios de grabación deberían respetar este hecho.deskibellsCualquier objeto, sumergido en un campo de sonido, en un mayor o menor grado, vibrará en respuesta a las ondas de presión recibidas a través del aire. Para las frecuencias de vibración natural de cada componente, ocurren resonancias si la excitación es por señal transitoria, impulso (los transitorios contienen un gran numero de frecuencias, los impulsos contienen todas las frecuencias) o por nota musical sostenida (prolongada) en una frecuencia de resonancia del componente. Como rutina, las fabricas de equipamiento, deberían colocar su equipamiento en una sala conteniendo un altavoz capaz de producir 90 o 100 dB, y recorrer un oscilador a través de una amplitud total de frecuencia audible. Alguna evidencia de resonancia en los paneles debería ser tratada. El altavoz seria después excitado por una señal transitoria y cualquier resonancia del panel excitado seria amortiguada.
Paneles no tratados, con considerables áreas de metal no apoyado, no deberían tener lugar en las mesas de mezclas de alta calidad, o mismo en las de baja calidad. Una y otra vez, mi trabajo de diseño acústico en las salas de control, queda comprometido, y el comportamiento acústico queda limitado por el equipamiento instalado dentro de ellas. No soy el único diseñador que se queja de estos asuntos y es hora que los fabricantes de equipamiento tomen medidas capaces de solucionar este problema.

Al menos por esta vez, no me ha tocado señalar el problema a los clientes, ya que tests independientes, hechos por académicos de una universidad local, lo han descubierto para su consternación. D&R, prestad atención, a pesar de que no estáis solos, en absoluto.

Artículo publicado en nuestro boletín Nº3 en Octubre de 1997.